errante, en calles blancas, heladas. enamorada de lo imposible. boquiabierta ante cada destello de recuerdo. sin poder hacer nada más que dejarse llenar los ojos de agua de mencionar lo que tiene en el pecho. y es que un solo ring de un movil lo pudo todo.
Medea sentada en el asiento trasero sólo observa. y es que todo se volvió eternidad, predestinación un mero dirigirse a lo que ya se conoce, se sabe.

rojoamarillorojo

buscando recetas que no existen y sin soluciones inmediatas factibles, solo le restó someterse a lo que le había tocado, lo que restaba atravesar.

ese peso insoportable sobre el pecho, la respiración dificultosa y los ojos bien rojos y mojados: el pronóstico anunciado para no pocos días por venir.

su esperanza estaba puesta en el rojo sangrante del nuevo día: el estandarte del sol que se haría presente de un momento a otro. el día por delante, los pies sobre la tierra y la mirada por ahí.

todos esos

mil pedazos brillantes de lo que antes era un punto. el trabajo ascético de juntarlos uno por uno no tenía sentido. lo que se rompió se rompió le dijeron.

IRSE Y VOLVER