"Words, words, words"

miércoles, 13 de mayo de 2009

c o n t e m p o r á n e o


El oráculo de Delfos estaba en un taxi, era el taxista. Hubo un impuesto, fue el costo del pasaje hasta la Siberia. Pero no fue por preguntar algo. No pregunté nada, simplemente se hizo portavoz de lo que el destino tenía para mí. Él era uno de esos personajes míticos, no de la pampa, de la mesopotamia: correntino: chamamé y acento. Como esquivando la cosa me habló de otros pasajeros, hasta que se adentró en lo que le tocaba hacer esa mañana: me habló de aquella chica. De inmediato entendí que era yo. Me hice la tonta y le dije que si me pasaba me iba a acordar de él. Fué un momento de complicidad, él simuló ser un simple taxista con ganas de hablar y yo simulé ser una pasajera que respondía, pero los dos sabíamos de qué se trataba.

Simplemente volví a mi territorio sabiendo lo que sucedería y a lo que no podía oponerme. Los oráculos no se equivocan.

No hay comentarios: